Dicen los viejos que cuando el destino determina algo o alguien para tu vida, ni aunque lo esquives dejará de llegar a ti.
Así empezó nuestra historia.*
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Nos conocimos en un retiro de Students for Liberty Colombia que debía ser virtual, pero por cosas del destino terminó siendo presencial en la ciudad de Barranquilla.
Ese día fue la primera vez que cruzamos miradas. Yo, Emel, fiel a mi naturaleza romántica, pensé: “wow, la coordinadora nacional es una belleza”. Y yo, Michelle, con la tenacidad que me caracteriza, lo primero que dije fue: “entra rápido que vienes tarde”. Eso nos hizo reír, pero también nos dejó claro que no íbamos a ser dos desconocidos cualquiera en la vida del otro.
Esa misma noche, después de un día lleno de charlas sobre filosofía, economía y política, salimos con el grupo al malecón del río en Barranquilla. Mientras los demás seguían hablando de política, nosotros descubrimos un espacio distinto, una conversación más personal, más cercana. Desde ese momento no volvimos a separarnos.
Un mes y medio después, yo (Michelle) seguía viviendo en Bogotá y yo (Emel) en Barranquilla. Organizamos un evento juntos en Medellín y, después de tantas llamadas día y noche, el 19 de noviembre de 2021 nos hicimos novios. Ese día cambió todo.
Vivimos una relación a distancia, conociéndonos desde el alma, compartiendo nuestra visión del mundo, incluso discutiendo cuando no estábamos de acuerdo, pero siempre con respeto y honestidad. En mayo de 2022, después de una visita a Bogotá, yo (Emel) decidí quedarme: “estar lejos de Michelle era sentir un vacío en el alma”. Desde entonces no volvimos a separarnos.
Después llegó un gran reto: migrar a Estados Unidos. En octubre de 2022 Michelle viajó y pasamos más de cuatro meses sin vernos, solo por videollamada. Fue duro y lleno de incertidumbre, porque era la primera vez que yo (Emel) iba a ir a Estados Unidos y no sabía si me dejarían entrar. Pero el 2 de febrero de 2023 por fin llegué a Houston, y allí nos reencontramos con nuestra promesa de fe, amor y respeto.
Desde entonces hemos construido los cimientos de algo más grande, aprendiendo a complementarnos, respetando nuestras diferencias y nutriendo este amor como solo un barranquillero y una maracucha pueden hacerlo.❤️
There’s an old saying that when destiny sets someone or something in your life, no matter how hard you try to avoid it, it will always find its way to you.
That’s how our story began.
There’s an old saying that when destiny sets someone or something in your life, no matter how hard you try to avoid it, it will always find its way to you.
That’s how our story began. We met at a Students for Liberty Colombia retreat that was supposed to be virtual but, by fate, ended up happening in person in the city of Barranquilla.
That day was the first time our eyes met. I, Emel, true to my romantic nature, thought: “wow, the national coordinator is stunning”. And I, Michelle, with my usual tenacity, was quick to say: “hurry up, you’re late”. That made us laugh, but it also made us realize we weren’t going to be just strangers passing by in each other’s lives.
That same night, after a long day of conversations about philosophy, economics, and politics, we went with the group to the riverfront in Barranquilla. While everyone else kept talking about politics, we found a different kind of space, one that felt more personal and more genuine. From that moment on, we never parted ways.
A month and a half later, I (Michelle) was still living in Bogotá and I (Emel) was in Barranquilla. We organized an event together in Medellín and, after so many late-night calls, on November 19, 2021, we became a couple. That day changed everything.
We lived a long-distance relationship, getting to know each other deeply, sharing our vision of the world, even debating when we disagreed, but always with honesty and respect. In May 2022, after visiting Bogotá, I (Emel) decided to stay: “being away from Michelle felt like an emptiness in my soul”. From then on, we never separated again.
Then came a big challenge: moving to the United States. In October 2022 Michelle left, and we spent more than four months without seeing each other, only through video calls. It was tough and full of uncertainty, because it was my (Emel’s) first time traveling to the U.S. and I didn’t know if I would be allowed in. But on February 2, 2023, I finally arrived in Houston, and there we reunited with our promise of faith, love, and respect.
